El diseño con estas premisas, requiere mayor grado de compromiso, pero es de fundamental importancia afrontar esta forma de hacer arquitectura para asegurarnos un futuro mejor.
Fotografías tomadas de la web
El
concepto de las instalaciones, componentes constitutivos de la arquitectura,
conformando sistemas necesarios de apoyo para el desenvolvimiento de las
actividades humanas dentro de los edificios, ha adquirido mayor complejidad en los últimos años.
Teniendo
en cuenta que el grado de confort, para el adecuado desarrollo de toda
actividad, dentro de un edificio, ha ido creciendo (principalmente en los
países desarrollados), se entiende que la influencia de estos subsistemas, sea cada vez mayor. El
desarrollo de la tecnología al servicio de la industria ha permitido lograr
mayor desarrollo en el diseño de estos componentes con nuevos materiales.
Existe
un enfoque que se ha ido consolidando en lo últimos años, sobre todo en los países industrializados, que es el enfoque ambiental en la
arquitectura, ligado al concepto de “ecosustentabilidad de los edificios”,
donde está implícito una mayor importancia en el equilibrio ecológico que debe
existir en las relaciones de los habitantes con el entorno. Esta visión
ecológica de la arquitectura, lleva a reflexionar sobre temas tan prioritarios
en nuestro país, como lo es el del ahorro energético. Estamos en los
umbrales de una nueva revolución, la
de la eficiencia. A tal fin se deben reconvertir todos los procesos
industriales, las maquinarias, los edificios, en otras palabras todo aquello
que de una u otra forma, consume energía. En particular, poner énfasis en los
ahorros de energía en viviendas y edificios. Es decir desvincular el concepto
de confort con el mayor gasto energético. Sobre todo teniendo en cuenta, el uso
adecuado de recursos naturales no renovables.
Resulta
imprescindible que el arquitecto o profesional proyectista, integre en el
proceso de diseño, las instalaciones, como un subsistema para evitar
problemas en etapas posteriores. Es lo que se conoce como “diseño
concurrente”, para lograr el manejo coherente de todas las partes de un
edificio, ya desde la etapa proyectual. El concepto de economía y racionalidad también debe estar implícito desde esta etapa, para evitar gastos de
mantenimiento posteriores que surjan debido a la imprevisión del proyectista. Otros temas como diseño de recorridos, zonificación de funciones, envejecimiento de los materiales, la tecnología de conductos y uniones, uso de recursos no tradicionales para la generación energética, etc. son algunos de los conceptos que deben analizarse en todas las etapas del diseño, y fundamentalmente desde el comienzo, acompañando el desarrollo de una idea global del edificio.
En
el tema de la climatización, intervienen muchos factores a considerar para tomar
decisiones desde la etapa de proyecto en una obra. Además de las condiciones atmosféricas de
temperatura del aire interior y exterior, humedad relativa, velocidad del aire
en la zona de permanencia, temperatura media de las superficies que rodean al
local, y factores tales como el ritmo de trabajo, el grado de fatiga, edad
sexo, vestimenta, estado de salud, etc., el uso racional de la energía debe ser prioritario.
El diseño con estas premisas, requiere mayor grado de compromiso, pero es de fundamental importancia afrontar esta forma de hacer arquitectura para asegurarnos un futuro mejor.
El diseño con estas premisas, requiere mayor grado de compromiso, pero es de fundamental importancia afrontar esta forma de hacer arquitectura para asegurarnos un futuro mejor.
Datos del Autor
Cecilia MontoyaNació en la Ciudad de Córdoba, Argentina,donde reside actualmente. En el año 1994, egresó de la carrera de Arquitectura, cursada en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Industrial, de la Universidad Nacional de Córdoba. Ha desarrollado también, una intensa actividad artística, para lo cual se ha ido formando a lo largo de varios años, en distintos Talleres de arte.
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